sábado, 1 de diciembre de 2012

Entorno familiar

En una sociedad llena de abundancia y consumo se observa un deterioro en valores éticos y morales. Muchos padres sienten incertidumbre acerca del tipo de educación que deben ofrecer a sus hijos.
 
Ante la falta de claridad en la forma de educar a los hijos, cada uno de los progenitores tiende a restablecer la dinámica de su familia original en la nueva que ha formado, repitiendo muchos de los errores sufridos o bien haciendo todo lo contrario como forma de rebelarse. Al margen de los errores mencionados, la situación lleva a la diferencia de criterios entre los cónyuges, creando ambientes cargados de permisividad, sobreprotección, autoritarismo desmesurado, etc. Ser padre implica convertirse en el primer y fundamental educador de los hijos.
 
En mi opinión ha habido un punto de inflexión donde se ha pasado del autoritarismo a la permisividad sin término medio y sin el debido apoyo y respaldo de padres y autoridades para afrontar y solventar el problema. Se ha dejado de ver al educador como el garante de la educación-aprendizaje, símbolo de autoridad y respeto, para pasar a verlo como el empleado público que está a disposición de alumnos y padres. Docentes, que hasta hace muy poco, estaban indefensos sin una ley que los protegiese, la Ley de Autoridad que aún no es aplicada en toda España.

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